El marketing social es muy difícil, y precisamente por eso no existe en este nuestro país, donde venden el marketing pero el marketing no vende (todo el mundo sabe que el marketing, en verdad, no existe porque nadie sabe definir concretamente el marketing, ni siquiera los que lo estudian). Esto es una joya desde un punto de vista didáctico, y un buen ejemplo de ello. Efectivamente, así no se debe hacer un anuncio.
Señor “creativo”, ¿ha intentado tener algo parecido a una conversación con un adolescente?
En caso afirmativo, ¿se ha percatado de que cuando intenta imitar burdamente su lenguaje y sus formas lo que obtiene es una expresión de incomprensión, rechazo o burla?
Por otro lado, ¿sabe que las rimas pegadizas, si son una basura (desagradables), producen un profundo rechazo a aquello a lo que van asociadas?
Además, no entiendo que pinta el personaje de Coco el del saco (Koko, por eso de la jerga joven) en esta historia. ¿Me tengo que montar un trío con él? ¿O es que vendrá a buscarme con su bolsa si me pongo el condón? ¿Acaso es el único autorizado por el ministerio para realizar actos de procreación o satisfacción? ¿Coco es el chapero del barrio del que concibió este spot? Son todo incógnitas, y encima está el maromo que propone un condón como quien pasa leyes en el parlamento, pero, ¿para qué?
Lo que si queda claro es que el paso del tiempo y la crisis no le han sentado nada bien al personaje de Coco que ahora, parece, se ha visto en la necesidad de prostituirse y en vez de inspirar pánico, terror y miedo, inspira lastima y posiblemente pegamento. De (pro)ponérselo le costará recuperar su posición, aunque, en tal caso, debería empezar llevándose ya a los seniles autores de este sinsentido basado única y exclusivamente en clichés.
Malapublicidad 